Raúl Sinencio Chávez

El rescate de los hidrocarburos del país se relaciona con la fundación del Sindicato de Trabajadores Petroleros de la República Mexicana (STPRM). En litigios promovidos de inmediato, al organismo lo favorecería un laudo contractual, desacatado por los consorcios foráneos del sector, ejemplos de prepotencia. Ello provoca que el presidente Lázaro Cárdenas nacionalice dichos recursos energéticos en 1938. Del episodio sobreviven invaluables testimonios.

COLABORADORES

Electricistas, ferrocarrileros y minero-metalúrgicos componen tres grandes sindicatos de industria. Sus camaradas del oro negro, sin embargo, se dispersan en diecinueve organizaciones. Predominan las combativas, aunque tampoco faltan sindicatos “blancos”, que los patrones crean y manipulan.

       El gremio resentía además represiones incontables. Pero entre 1934 y 1935 recupera ímpetus. “Tanto en la zona norte como en el centro y sur del país se hacía notar la efervescencia y el descontento general” ante las condiciones que imperaban, recuerda el obrero Apolo García Herrera.

       En tal contexto toma fuerza el anhelo de unificación. “Nosotros no nos oponemos a que eso se realice”, asegurarían funcionarios del ramo a Gregorio Guerrero Mexicano, otro sindicalista tenaz. Julio Valdivieso Castillo agrega que meses atrás colaboradores del futuro mandatario los instan “a unirse […] para formar un solo frente”.

ÁREA

Expedida la convocatoria, en Ciudad de México arranca el Primer Congreso de Sindicatos Petroleros el 5 de mayo de 1935. No obstante, algunos delegados se retiran –apunta Guerrero Mexicano–, lo “que nos obligó a no registrar un sindicato nacional dividido, aun cuando podíamos haberlo registrado”. Valdivieso Castillo añade que en la sede de los minero-metalúrgicos hacia mediados de julio tuvo lugar el segundo intento, malográndose también.

       Por fin, el sábado 20 del aludido mes prospera la tentativa. Encaminados los debates, “el 15 de agosto del año de 1935 […] nacía […] el Sindicato de Trabajadores Petroleros de la República Mexicana”, puntualiza García Herrera. Al frente del comité ejecutivo queda Eduardo Soto Innés.

       Doce secciones resultan fundadoras. Ciudad Madero, Tamaulipas, Ébano, SLP, y Mata Redonda, Veracruz, las encabezan. Debido quizás a desavenencias, la vieja refinería de Árbol Grande –municipio de Ciudad Madero– sólo a la postre integra la sección 21, con todo y compartir la misma área.

LÍDERES

Guerrero Mexicano señala que “Derecho proletario, unificación y progreso” es lema del agrupamiento, “registrado con el número 1131” por las autoridades competentes. Aquellas jornadas –esclarece—“se efectuaron en el salón […] del Sindicato de Trabajadores Ferrocarrileros de la República Mexicana”, sito “en avenida Hidalgo [número 59], frente a la Alameda” capitalina. “El sindicato ferrocarrilero cooperó en todas partes”, confirma su líder Valentín Campa.

       Tres años después ahí despachaba todavía la plana mayor del STPRM, próxima a resolver el conflicto sostenido con las firmas gringas e inglesas. Rafael Gómez Morales, tesorero general, comenta: Los compañeros “del sindicato de ferrocarrileros […] nos dieron cobijo o albergue en los momentos en que más lo necesitábamos […] nos prestaron inclusive a varias de las señoritas taquígrafas que ellos tenían […] Nos dejaron de cobrar renta [y] nos proporcionaron […] fondos, que tuve el honor de manejar”.

       Entretanto, mediante inapelable fallo las empresas petroleras son condenadas a pagar casi 26 y medio millones de pesos por concepto de prerrogativas laborales. Se trataba de una mera bagatela, considerándose las ganancias que acumulan. Incluso así, pretenden escatimar sin ningún fundamento jurídico poco menos de 4 millones de pesos. Esta tacañería, paradójicamente, da pie a la expropiación de sus instalaciones, medida que los propios operarios consolidan luego. Por desgracia, del STPRM terminan apoderándose líderes gansteriles y cantinflescos, desechados por el sistema autoritario del que forman parte, al querer pasarse de listos.

Arriba: Alberto Beltrán, trabajadores petroleros.

En medio: Manifestación del STPRM.

Abajo: Alberto Beltrán, retrato de Lázaro Cárdenas.